El 25 de septiembre, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático publicó su "Informe especial sobre el océano y la criosfera en un clima cambiante" (Informe sobre el océano y el hielo) para informar sobre los cambios físicos observados en el océano y los ecosistemas relacionados. Lea nuestro comunicado de prensa aquí.

Los informes completos y meticulosos de la comunidad científica son invaluables y brindan información esencial sobre nuestro planeta y lo que está en juego. El Informe sobre el océano y el hielo muestra que las actividades humanas alteran significativamente el océano y ya han causado cambios irreversibles. El informe también nos recuerda nuestra conexión con el océano. En The Ocean Foundation, sabemos que es importante para todos nosotros no solo comprender cuáles son los problemas actuales del océano, sino también comprender cómo cada uno de nosotros puede mejorar la salud del océano al tomar decisiones conscientes. ¡Todos podemos hacer algo por el planeta hoy! 

Aquí hay algunos puntos clave del Informe sobre el océano y el hielo. 

Los cambios abruptos son inevitables en los próximos 100 años debido a las emisiones humanas de carbono que ya han ingresado a la atmósfera desde automóviles, aviones y fábricas.

El océano ha absorbido más del 90% del exceso de calor en el sistema terrestre desde la Revolución Industrial. El hielo de la Antártida tardará miles de años en volver a formarse, y también es seguro que aumentará la acidificación de los océanos, lo que exacerbará los efectos del cambio climático en los ecosistemas costeros.

Si no reducimos las emisiones ahora, nuestra capacidad de adaptación estará mucho más inhibida en escenarios futuros. Lee nuestra guía para reducir tu huella de carbono si quieres aprender más y hacer tu parte.

1.4 millones de personas viven actualmente en regiones que se ven directamente afectadas por los riesgos y peligros de las condiciones oceánicas cambiantes, y se verán obligadas a adaptarse.

1.9 millones de personas viven dentro de los 100 kilómetros de la costa (alrededor del 28% de la población mundial), y las costas son las regiones más densamente pobladas del planeta. Estas sociedades seguirán teniendo que invertir en la amortiguación basada en la naturaleza, así como en hacer que la infraestructura construida sea más resistente. Las economías costeras también se ven afectadas en todos los ámbitos, desde el comercio y el transporte, el suministro de alimentos y agua, hasta la energía renovable y más.

Pueblo costero junto al agua

Vamos a ver un clima extremo durante los próximos 100 años.

El océano juega un papel importante en la regulación del clima y el tiempo, y el informe predice cambios adicionales a los que ya experimentamos actualmente. Anticiparemos un aumento de las olas de calor marinas, las marejadas ciclónicas, los eventos extremos de El Niño y La Niña, los ciclones tropicales y los incendios forestales.

La infraestructura humana y los medios de subsistencia estarán en peligro sin adaptación.

Además del clima extremo, la intrusión de agua salada y las inundaciones representan una amenaza para nuestros recursos de agua limpia y la infraestructura costera existente. Continuaremos experimentando disminuciones en las poblaciones de peces, y el turismo y los viajes también serán limitados. Las zonas de alta montaña serán más susceptibles a derrumbes, avalanchas e inundaciones, a medida que se desestabilicen las laderas.

Daños por tormentas en Puerto Rico tras el paso del huracán María
Daños por tormentas en Puerto Rico por el huracán María. Crédito de la foto: Guardia Nacional de Puerto Rico, Flickr

Reducir el daño humano al océano y la criosfera podría ahorrarle a la economía mundial más de un billón de dólares al año.

Se proyecta que la disminución de la salud de los océanos cueste $428 mil millones por año para 2050, y se disparará a $1.979 billones de dólares por año para 2100. Hay pocas industrias o infraestructura construida que no se vería afectada por cambios futuros.

Las cosas se están desarrollando más rápido de lo que se predijo anteriormente.

Hace treinta años, el IPCC publicó su primer informe que estudiaba el océano y la criosfera. No se anticipó que se observaran desarrollos como el aumento del nivel del mar observado en el mismo siglo que el informe original, sin embargo, se están desarrollando más rápido de lo previsto, junto con la absorción de calor del océano.

Muchas especies están en riesgo de disminución y extinción significativa de la población.

Los cambios en los ecosistemas, como la acidificación de los océanos y la pérdida de hielo marino, han provocado que los animales migren e interactúen con sus ecosistemas de nuevas formas, y se ha observado que adoptan nuevas fuentes de alimentos. Desde truchas hasta gaviotas tridáctilas y corales, las medidas de adaptación y conservación determinarán la supervivencia de muchas especies.

Los gobiernos deben mantener un papel activo en la reducción de los riesgos de desastres.

Desde la colaboración global hasta las soluciones locales, los gobiernos deben aumentar sus esfuerzos hacia la resiliencia, ser líderes en la reducción de las emisiones de carbono y proteger sus entornos locales en lugar de continuar permitiendo la explotación. Sin una mayor regulación ambiental, los humanos tendrán dificultades para adaptarse a los cambios de la tierra.

El derretimiento de los glaciares en las zonas de alta montaña afecta los recursos hídricos, las industrias turísticas y la estabilidad de la tierra.

El calentamiento de la tierra y el derretimiento permanente de los glaciares reduce una fuente de agua para las personas que dependen de ella, tanto para el agua potable como para la agricultura. También afectará a las ciudades de esquí que dependen del turismo, especialmente porque es probable que las avalanchas y los deslizamientos de tierra se vuelvan más comunes.

La mitigación es más barata que la adaptación, y cuanto más esperemos para actuar, más caras serán ambas.

Proteger y conservar lo que tenemos actualmente es una opción más fácil y económica que adaptarse a los cambios futuros después de que ocurran. Los ecosistemas costeros de carbono azul, como los manglares, las marismas y los pastos marinos, pueden ayudar a reducir los riesgos y los impactos del cambio climático, con múltiples beneficios colaterales. Restaurar y conservar nuestros humedales costeros, prohibir la minería en aguas profundas y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero son tres formas en que podemos cambiar el status quo. El informe también concluye que todas las medidas serán más asequibles cuanto antes y con mayor ambición actuemos.

Para acceder al informe completo, vaya a https://www.ipcc.ch/srocc/home/.